sábado, mayo 26, 2007

Fluir.

Fluir es lo contrario de resistir. Fluir es ubicamos en nuestro centro y sentir cómo la vida fluye dentro y fuera nuestro.

La vida fluye constantemente; nuestro cuerpo también fluye, al igual que un río. Así, por ejemplo, la "grasa" que tocamos en nuestro "estómago" no es la misma que estaba allí hace un mes, ya que el tejido adiposo se cambia totalmente cada tres semanas. La capa interior de nuestro estómago se cambia cada cinco días; nuestra piel se cambia cada cinco semanas. Nuestros huesos se regeneran totalmente cada 90 días. Uno parece el mismo por fuera, pero, en realidad, no somos objetos "congelados". Se ha comprobado que el 98% de los átomos de nuestro cuerpo es reemplazado cada año. Podríamos decir que el cuerpo es un río, y como no nos podemos bañar dos veces en el mismo río, así también sucede con nuestro cuerpo físico: cambia diariamente.

No deja de sorprenderme cuando alguien se expresa de otra persona como quejándose: "Pero si esa persona ha cambiado tanto. Ya no es como antes". Y tiene toda la razón, ya que no solo cambiamos físicamente, sino también cambiamos psíquica, emocional y espiritualmente.

Fluir es el proceso normal de la realidad. Todo está en eterno movimiento, aun las piedras del camino. Sin embargo, nuestra distorsionada visión de la realidad nos impide observar el libre flujo de la vida. Nuestras creencias, prejuicios, esperanzas y frustraciones nos están diciendo: "De esta manera es cómo deberían ser las cosas", y, al no darse ellas de la forma en que suponemos que "deberían" ser, comienzan nuestros problemas. Nuestro ego empieza a poner imposiciones a los demás.

La mente posee un sinfín de creencias, prejuicios, esperanzas y frustraciones. Podemos empezar a observar todos estos "bultos" negativos con objetividad. De este modo, tomamos conciencia de estos pensamientos, sentimientos y sensaciones, y ya tenemos nuestro primer triunfo, que es: no reaccionar mecánicamente ante ellos. Luego viene el cambio.

El fluir no es un proceso mecánico. Uno solo puede fluir cuando está en paz consigo mismo y con los demás. Podemos usar la imaginación creativa para crear este propósito. Podemos imaginamos, por ejemplo, que somos una cascada o un no en que nuestros pensamientos van canalizados positivamente en cualquier tarea que tengamos que realizar. Así, funcionamos al máximo nivel, con un mínimo de energía.

La condición de sabiduría es la capacidad de fluir, simplemente porque la vida fluye, porque todo fluye y cambia constantemente.

sábado, mayo 19, 2007

Dar y recibir.

“El universo opera por medio de un intercambio dinámico, dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo, y si estamos dispuestos a dar aquello que tanto buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida". Deepak Chopra

El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar y del recibir. Nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a estancarse.

El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. “Dar y Recibir” son dos aspectos del fluir de la energía del Universo. Esto es tan simple como la idea que debo dar lo que quiero recibir, si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza, si deseamos placer, demos placer, en realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean. Si impedimos la circulación de la vida, y si nuestra intención es acaparar y aferrarnos a todo, si emitimos pensamientos negativos, estamos impidiendo que la energía vuelva a circular en nuestra vida y nos enfermamos. Para que todo fluya siempre hacia nosotros, debemos mantenerla en circulación. Todo en el Universo fluye, va y viene. Dar y recibir es el flujo constante de la afluencia, que significa “fluir en abundancia”.

Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.

Cada uno tiene un tesoro que debe estar dispuesto a compartir con el otro, cada uno tiene características propias que debe poner al servicio del otro. La mujer es más intuitiva, generosa, delicada, tierna, con más tacto. El hombre es más pragmático, racional, firme. Mutuamente debemos compenetrarnos y complementarnos. Si sólo damos, nos vaciamos; si sólo recibimos, somos egoístas. El amor es dar y recibir para mantenerse y crecer.
Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro.
Si uno recibe sin dar, termina dominado por el otro.
El intercambio de darse y recibir crea una relación de iguales: precisamente por haber dado, recibe en compensación y por haber recibido, siente deseos de seguir dando. El amor visto así no radica en la posesión del otro sino en la donación de uno mismo.

Los seres humanos somos complicados por naturaleza, pues somos muy proclives a invertir la esencia de las cosas, y en ello, radica la causa de nuestra infelicidad. Sin embargo, no todo esta perdido, pues afortunadamente la infelicidad causada por una confusión de nuestra conducta en “el dar y recibir”, puede curarse, todo es cuestión de una verdadera toma de conciencia del papel que jugamos en esta vida, y que conozcamos bien nuestras limitaciones y nuestras capacidades y las usemos a favor de nuestros semejantes. ¡Así de simple!

El cambio de actitud es la semilla de la felicidad, quien aprende a dar, simultáneamente aprende el valor y la importancia de recibir. En toda semilla está la promesa de miles de bosques, la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil, a través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material, cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida, en realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado.

Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regaña-dientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar. Al dar y al recibir, la intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar y recibir, de iniciar todo el proceso de circulación, es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo, no es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración, en realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales, obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar, esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.

Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo, cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley, y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad para dar.

Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza provee a todas las necesidades y deseos, no nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas, por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas cosas primero - no solamente para nosotros mismos, sino para los demás - todo lo demás, nos llegará espontáneamente.

Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros. También estaré abierto a recibir de los demás. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, APRENDAMOS A DESEARLAS EN SILENCIO a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida.

domingo, mayo 06, 2007

Vivir el presente.

Muchas de las situaciones incomodas que se presentan en nuestras vidas tienen su origen en nuestra percepción espacio temporal de nosotros mismos. Con el momento en el tiempo y el espacio con el cual nos identificamos. Físicamente nos encontramos en el presente, pero mental y emocionalmente ¿Dónde nos encontramos?
Si estamos sintiendo estrés o nos preocupamos mas por el futuro, nuestro presente se reduce a un simple medio de llegar allá. El estrés es causado principalmente por estar aquí deseando estar allá, o lo que es lo mismo, estar en el presente, pero deseando estar en el futuro.
La consecuencia natural de pretender "estar" en el futuro cuando se existe en el presente, es una tensión interna que sentimos, e intenta separarnos. Energéticamente estamos proyectando nuestra energía hacía el futuro, cuando la necesitamos "aquí y ahora" para vivir nuestra vida plenamente. ¿Cómo saber si no estamos viviendo el momento presente? sencillo, observemos nuestros pensamientos y sentimientos en este momento, y en todo momento.
Observemos nuestros procesos mentales, y tratemos de establecer si nuestros pensamientos nos hacen sentir culpable, orgulloso, resentido, angustiado, rabia, odio, arrepentimiento, frustración, o auto compasión. Si logramos identificar alguno de esos procesos, no solo estamos reforzando una falsa percepción de nosotros mismos, además estamos acelerando el proceso de envejecimiento de nuestro organismo, al permitir que una acumulación de emociones pasadas sobrecargue nuestro sistema nervioso.
El pasado no es necesario, refiérase a él solo si es absolutamente relevante al momento presente. Sintamos el poder del momento presente al experimentar la totalidad de nuestro Ser. Sintamos su presencia.
Si nos sorprendemos con pensamientos que comienzan por "Si hubiera...." En ese caso estamos usando nuestra mente para proyectarnos a un futuro imaginario que no tenemos manera de saber si alguna vez experimentaremos. No hay manera de afrontar esa situación porque simplemente ¡No Existe!, no es más que una creación mental. Pero, ¿Podemos realmente pre-ocuparnos? Contrario a lo que pudiera pensar No podemos. Una vez llegado el momento podemos ocuparnos, pero pre-ocuparse, ocuparse antes de tiempo, simplemente no es posible.
Y en cuanto a las frases que comienzan por "Si hubiera...", hubiera es la conjugación verbal más inútil de nuestro lenguaje. Es muy parecida, en sus efectos, a "pre-ocuparse", solo que esta vez la conexión está en el pasado. Cuando fue el momento tuvimos la oportunidad de ocuparnos, una vez pasado ese momento ya no hay "hubiera" que valga.
Las personas que incurren en estas prácticas por lo general tienden a desarrollar y arrastrar sentimientos de culpa por el pasado, y de miedo, angustia y ansiedad por el futuro. Como consecuencia dejan pasar el momento presente, por no estar conectados con el aquí y ahora. Lamentablemente una vida entera puede transcurrir de esa manera, y afortunadamente también hay maneras muy sencillas de superar ese estado. Una de las técnicas más sencillas para conectarnos con el presente se basa en tomar consciencia de nuestra respiración. De sentir como el aire entra y sale de nuestros pulmones, naturalmente, sin interferir con su flujo, como testigos silenciosos de ese proceso. Sentir como ese aliento energiza todo nuestro Ser.
Lo único que realmente necesita afrontar un ser humano en cualquier etapa de su vida real, contrario a lo que la mente con sus proyecciones imaginarias nos pueda hacer pensar, es este momento presente. Pregúntate ¿Qué problema existe aquí y ahora, en este mismo instante? no el año próximo, o mañana, ni siquiera en los próximos cinco minutos. ¿Hay algo que no funcione en este instante?
Luego de tomar consciencia de nuestra respiración y conectarnos con el presente, podemos sorprendernos al sentirnos extrañados ante las anteriores preguntas, pues naturalmente fluirá un no como respuesta.
Siempre se puede afrontar y resolver cualquier situación en el presente, pero el pasado quedó atrás, y el futuro aun no ha llegado. Al reconocer esto, automáticamente reconocemos también, como es natural, que ni siquiera tenemos que pensar en ocuparnos de otro momento que el presente, y comenzamos a vivir conscientemente cada instante de nuestra existencia.
A partir de ese momento las respuestas, la fortaleza, las acciones, los recursos, etc. estarán allí en el momento justo en que los necesitemos, no antes ni después, pero en el instante preciso en que formen parte de nuestro presente.
Si nos agrada lo expuesto anteriormente esa vida puede ser nuestra en este mismo instante, solo tenemos que dejar de esperar por ella. La realidad es que esa vida siempre ha existido para nosotros, siempre ha formado parte. El único detalle es que en vez de reconocerla y aceptarla, nosotros hemos preferido sentarnos a esperar que llegue. Esperar es un estado mental. Básicamente este estado refleja que queremos el futuro, y no el presente. Que no queremos lo que tenemos, pero si queremos lo que no tenemos. Rechazamos lo que hemos creado, y deseamos lo que aun no alcanzamos.
Este estado mental de espera, inconscientemente crea conflictos internos entre nuestro aquí y ahora donde no queremos estar, y el futuro que hemos imaginado y proyectado en nuestra mente que es donde queremos estar. Esto influye adversamente en nuestra calidad de vida, pues como resultado dejamos escapar el presente, que es el único instante en el que podemos hacer realidad nuestros sueños.
Un ejemplo muy común es esperar por la prosperidad. La prosperidad no puede llegar en el futuro. Cuando le hacemos honor a nuestra realidad presente reconociéndola y aceptándola completamente, lo que somos, donde estamos, y lo que hacemos en este instante; aceptamos totalmente lo que tenemos, y de esa manera pasamos a ser agradecido por lo que tenemos, agradecidos por lo que somos, y agradecidos por lo que hay.
El agradecimiento por el momento presente, y por la plenitud de la vida aquí y ahora es la verdadera prosperidad. En el presente, aquí y ahora, en este preciso instante. Al poco tiempo, esa prosperidad comenzará a manifestarse en cada aspecto de su vida
La próxima vez que nos sorprendamos en un estado mental de espera, tomemos consciencia de nuestra respiración, y conectémonos nuevamente con el presente. Permitámonos ser y disfrutar siendo. Si estamos presentes, no tendremos necesidad de esperar por nada.
Un detalle que contribuye a mantenernos conectados con nuestro presente, es mantenernos alertas de nuestros hábitos, especialmente aquellos que nos niegan el momento presente, como por ejemplo el descontento.
A medida que nos mantenemos alertas y conscientes de nuestros estados mentales y emocionales, es cada vez más sencillo percibir cuando nos estamos conectando con el pasado o el futuro, o lo que es lo mismo, el inconsciente, y eso nos permite despertar del sueño del tiempo y reconectarnos con el momento presente para vivirlo plenamente.
El descontento proviene de una falsa identificación de nuestro ser con una realidad que solo existe en nuestra mente. Y a medida que constantemente vivamos plena y conscientemente en el presente, le estaremos dando permiso a la plenitud de manifestarse en nuestra vida.
El Poder del Ahora, el poder de obrar, de crear, y de hacer realidad nuestros sueños se encuentra en el momento presente. En la medida que nos conectamos conscientemente y permanecemos en el presente, nos conectamos con ese poder, desde el cual podemos manifestar la más maravillosa realidad que seamos capaces de imaginar.
Prestemos atención al presente, tomemos consciencia de nuestros pensamientos, sentimientos, palabras, acciones, reacciones, humores y nuestros deseos a medida que ocurren en el presente. Convirtámonos en un observador silencioso de nosotros mismos, observemos sin emitir juicio, aceptando tal como es. Mientras más atención prestamos al presente, más lo energizamos, y más fácil es permanecer conectado y viviendo en el momento presente, empleando el poder del ahora para expresar la plenitud de nuestro ser.

¡Que Disfrutemos nuestro Presente!