viernes, enero 27, 2006

Desapego: El camino hacia la transformación

El mayor ejemplo de desapego nos lo dan las abejas. Después de construir las colmenas las abandonan. Y no la dejan muerta, en ruinas, sino viva y repleta de alimento. Dejan toda la miel que fabricaron de más, sin preocuparse con el destino que tendrá. Levantan vuelo hacia su próxima morada sin mirar para atrás. En la vida de las abejas encontramos una gran lección.
En general el ser humano construye para sí, piensa en el valor de la propiedad, ambiciona conseguir más bienes, sufre y pelea ante la inminencia de perder aquello por lo que "luchó" por conseguir.
"Donde esté nuestro corazón, allí estarán nuestros tesoros..."Por lo tanto, no puede haber Paz donde los pensamientos y los sentimientos forman una telaraña que atrapa al ser en lo que considera suyo. Esta telaraña no lo deja alzar vuelo hacia nuevas moradas. Y dicho impedimento vale tanto en la vida como en la muerte. Prisionero en un plano denso, pierde oportunidades de experiencias superiores.
Para el ser humano, es normal quitarles la vida a los animales y utilizarlos como alimento. También lo es derribar árboles para elaborar conservas con su médula. Compra todo preparado y más de lo necesario En cambio las abejas fabrican su alimento sin destruir nada y, además, donan la mayor parte.
La lección de las abejas está en su espíritu de donación. En un acto poco común de desapego, abandonan lo que les llevó una vida construir. Simplemente lo sueltan sin preocuparse por el destino que tendrá. Dejan lo mejor que tienen, sea para quien fuere, lo cual es muy distinto de donar lo que no tiene valor o dirigir la donación a nuestros preferidos. Si queremos ser libres, si queremos dejar de sufrir por lo que tenemos o por lo que no tenemos, debemos abrigar un único deseo: Transformarnos.
El ejercicio consiste en tener siempre presente que nada ni nadie nos pertenece, que no vinimos al mundo para poseer cosas o personas, y que debemos soltarlas. De modo que, cuando algo o alguien tiene que irse de nuestra vida, no alimentemos la ilusión de pérdida. Adquirimos una visión más amplia.
El sufrimiento llega cuando nos aferramos a algo o a alguien. El apego empaña lo que debería estar claro: por detrás de una supuesta pérdida se esconde la enseñanza de que está por llegar algo nuevo y mejor para nuestro crecimiento.

Y si no renunciamos a lo viejo ¿Cómo puede haber espacio para lo nuevo?...

domingo, enero 22, 2006

Vivir con Pasión

La raíz griega de la palabra entusiasmo significa «la divinidad dentro de ti». Esto quizá pueda asombrar, pero pensemos en aquellos momentos en que hemos tenido la sensación de olvidarnos de todo, incluso de nosotros mismos, al realizar algo con pasión. Ese estado de puro júbilo y exaltación es una de las formas de tocar el cielo estando en la tierra. Recuperar la capacidad de apasionarse requiere una actitud vital más creativa, en el sentido de no tener muchas ideas fijas ni seguir caminos muy estipulados.

La pasión es a la vida lo que el apetito a la comida. Sin apetito no podemos disfrutar de una buena comida, así como sin pasión no podemos apreciar ni gozar de la existencia. Por lo tanto, uno de los secretos para que domine la felicidad sobre la desdicha es mantener vivo el motor del entusiasmo, pues la pasión es lo que nos impulsa a interesarnos por las cosas, a aprender, a conocer... Es esa energía que nos hace sentirnos vivos e inspirados, con ganas de seguir adelante, y lo que acaba dando sentido a nuestras vidas.

La falta de pasión es la apatía. Siguiendo el ejemplo sería como comer por obligación, a desgana, y significa que nada o muy pocas cosas logran interesar a la persona. Sin interés, sin motivación, es imposible encontrar placer en lo que se vive o en lo que se realiza, y así se inicia el círculo vicioso que lleva a deprimirse.

La invitación hoy es a recuperar para nosotros el sentido de vivir con pasión en el sentido de recuperar ese entusiasmo, esa alegría de vivir, que a menudo se encuentra atenazada entre el sentido del deber y la represión. No se trata, desde luego, de dar rienda suelta a todos los impulsos, puesto que la pasión desenfrenada conlleva sus peligros, sino más bien de encontrar un punto medio que permita mantener vivo el apetito, sabiendo qué es lo que nos atrae y apreciando los múltiples sabores.

Vías para cultivar la pasión.
Estas sugerencias pueden servir para aumentar el grado de apasionamiento en nuestras vidas:
. Enfocar la atención.- Para disfrutar de algo plenamente es crucial que la atención no esté dividida, sino enfocada hacia una sola cosa. Si escuchamos música, hacer sólo eso. Si comemos, intentar centrarte en los sabores que estamos sintiendo. Experimenta lo que desees, pero concentrándote en un único estímulo.
. Saber escuchar nuestras sensaciones.- De vez en cuando, parate a atender qué es lo que sientes en diversas situaciones e intenta identificarlo. Cuando aprendemos a confiar más en nuestros sentimientos y sensaciones obtenemos pistas más fiables acerca de lo que estamos viviendo.
. Más tiempo para nuestros intereses.- Intenta que en tu vida esté más o menos equilibrado el tiempo que dedicas a lo que consideras obligaciones y el destinado a lo que consideras placer. Mantén viva alguna de tus aficiones, pues son como alimento para el espíritu.